jueves, 28 de abril de 2016

Oscuridad

Madres desesperadas 

Sin luz, bebés sin leche, ni pañal: locura 

Cuando una mamita pierde la calma y no encuentra nada para darle a su hijito, el resultado es una mujer loca de rabia, tristeza y dolor. 



Las mamitas, aunque locas o desesperadas, amamos a nuestros hijos.



Esta semana ha sido dura para los habitantes de Venezuela. No hay luz. La empresa eléctrica comenzó un plan de racionamiento "agresivo" debido a los bajos niveles del embalse principal de Venezuela,  Guri. Las mamitas  deben lidiar con la falta de luz, el llanto de su bebito, la falta de leche maternizada, rabia, desesperación, angustia y grito desesperado de "PAZ".
Creo que me quedo corta con los adjetivos calificativos de cómo se siente una mamita cuando le quitan la luz de 12:00 am hasta las 4:00 am, esto en el mejor de los escenarios, porque en "Maracaibo" la luz se fue hasta por 12 y 24 horas por fallas en seis subestaciones de la zona norte de la ciudad marabina.
Últimamente, los ánimos de las mamitas están por el suelo, otras intentan relajarse y enfrentar la situación con gallardía. Porque atender niños, trabajar y lidiar con la escasez no es nada fácil para una mami; de allí, a tener que hablar de política, los ánimos se caldean. 
Así que, para entender a una mami hay que estar en los zapatos de ella. La situación está difícil en este país bello, pero nosotras las madres hacemos lo mejor que podemos. Pertenecemos a diversos grupos de Whatsapp para encontrar apoyo y solucionar "momentáneamente" tu falta de artículos en la despensa. 

Intolerancia 

Algunos grupos evitan hablar de política, por aquello de que, es bueno conservar amistades y no ganar enemigas por un tinte político. 
Algunas madres salen a "bachaquear" (buscar alimentos básicos en una larga fila) y el camión con la mercancía de harina de maíz lo saquean. El saqueo se ha vuelto una constante aquí en Cumaná, estado Sucre. 
Otras mamis, como yo, no salimos a bachaquear porque no tenemos tiempo, ni niñera, ni dinero. Así de sencillo y triste también. ¿Pero qué podemos hacer? Nada. Ser buenos ciudadanos, participar en actos de acorde a nuestra esperanza. Pero, a veces, sabes que esta situación no tiene solución. 
Entonces quieres huir, irte muy lejos para brindarle una oportunidad a tus hijos, para que tengan derecho a una buena educación, alimentación sana y salud mental.
Hoy quise escribir esta nota para relajarme un poco del estrés diario y encontrar una salida en mi mente. 

María Iguarán
Periodista y Blogger

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